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Punto de partida

Comunidades, algas y mar: la fórmula emprendedora de Ignacio Cueto y el chef Marcos Baeza

Comunidades, algas y mar: la fórmula emprendedora de Ignacio Cueto y el chef Marcos Baeza

Ignacio Cueto (26) y José Tomás Sagredo (28) tenían claro que querían emprender cerca del mar. Y lo hicieron en la costa de la VI y la VII Región, donde abundan las olas y los cochayuyos, alga que hoy sustenta su startup Amarea, y que tiene como socio al chef Marcos Baeza.

Por: María José López | Publicado: Sábado 14 de agosto de 2021 a las 21:00
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Fue su pasión por el surf, cuenta Ignacio Cueto, lo llevó en 2019 a emprender junto a su entonces compañero de magíster de innovación y diseño de la UAI, José Tomás Sagredo, en algo relacionado al mar. Al diseñar la tesis, los dos coincidieron en que debían proponer un proyecto relacionado con el mundo marino y la naturaleza.

“Estábamos en ese proceso cuando nos dimos cuenta que había, por una parte, una gran injusticia en cuanto al trabajo de los algueros y algueras y que, por otro lado, estaba la oportunidad importante para inventar algo relacionado con las algas: tienen gran futuro por su capacidad de crecer naturalmente, sin pesticidas ni aditivos. La pregunta es cómo hacer uso de este recurso natural y súper nutritivo, que se vende a un precio excesivamente bajo, y del que no se aprovechan sus cualidades nutritivas”, explica el segundo de los cinco hijos que tienen el presidente de LATAM Airlines, Ignacio Cueto; y Paula Délano, productora y decoradora.

En general, añade, hasta ahora el negocio de las algas consiste en venderlas al extranjero, “para sacarle extractos que se usan principalmente como espesante y para el mercado cosmético”.

Bajo esa premisa, Cueto y Sagredo pensaron “por qué no entramos a trabajar ahí, con comunidades algueras, y rompemos con el prejucio y enaltecemos esto”. Y fueron a tocar la puerta de un experto, el chef Marcos Baeza.

José Tomás Sagredo e Ignacio Cueto se propusieron emprender en un proyecto relacionado al mar y al contacto con la naturaleza.

De cliente a socio

Marcos Baeza fundó el restaurant Naoki en 2014, en Vitacura. Cuando lo hizo, su promesa fue hacer un restaurant de comida japonesa con los productos lo más frescos posible. El local se llenó de “fans”, uno de ellos fue Cueto Délano, quien en más de una ocasión conversó con el cocinero quien, casi como un rito, acostumbraba a intercambiar palabras con los comensales.

De la carta, las empanadas de cochayuyo-papaya y los snacks elaborados con el alga, eran de sus preparaciones preferidas. Por lo mismo, cuando recién desarrollaba esta iniciativa, a fines del 2019, pensó en él. “Vino acá, primero como proveedor, me contó su idea, y le dije ‘ok, véndeme cochayuyo’”, recuerda Baeza.

“En ese momento no tenía el proyecto pensado al 100%. Solo sabía que sería con algas y que la base sería el trabajo con las comunidades”, añade Cueto, quien antes de este emprendimiento trabajó en Triciclo con Gonzalo Muñoz, donde se permeó con la importancia de los negocios sustentables.

“Es una oportunidad y un desafio para la industria de la alimentación. Tenemos que pensar cómo romper con los cultivos tradicionales, convencionales, cómo hacer un producto que venga de una cadena sustentable y que nos permita ayudar a los vecinos de las áreas donde están los productos naturales”, relata Cueto.

Junto a Sagredo siguió formando el modelo, hasta que el año pasado dieron en el clavo, dicen: “snacks de cochayuyo. Eso era lo que teníamos que hacer”. Baeza apostó por ellos y se sumó como socio del proyecto. Postularon a un fondo Corfo, y recibieron $ 10 millones. “Y así empezamos a trabajar juntos”, relata el empresario gastronómico.

El chef Marcos Baeza está a cargo de la parte gastronómica de Amarea.

Las olas del mar

El lugar donde están las mejores olas de Chile, dice Ignacio Cueto, es entre la VI y la VII Región. “El cochayuyo se extrae de la zona donde más oleaje hay. Por eso en el norte hay menos cochayuyo. Y, en esta zona, por lo prístino del mar a diferencia de Valparaíso donde hay mucha industria, las algas están en mejores condiciones y sin contaminación”, explica.

Durante el inicio de la pandemia en 2020 se instaló a vivir en Pichilemu -uno de los epicentros surfistas de Chile-, y desde ahí comenzó a conversar con las comunidades algueras. Hoy, trabajan con 10 de estos grupos -entre Pichilemu, Cáhuil, Buchupureo, Puertecillo, entre otras localidades de la zona- que van de 5 a 30 personas.

“Ellos cosechan las algas, nos venden, y forman parte del proceso completo. Es la parte más importante del proyecto y el motivo por el cual empezamos. Postulamos a los fondos en conjunto, otorgamos empoderamiento social e intentamos que los principales recursos queden allá. Ellos son los proveedores”, relata Cueto.

Son las comunidades, asegura, las que les han explicado que las temporadas buenas son entre diciembre y noviembre hasta abril y mayo. Para hacerse una idea del negocio, en 2020 trabajaron 3 toneladas, y para el 2021, proyectan producir 7 toneladas. Cada una vale $ 6 millones.

Hoy ya están en 150 puntos de venta y en un mes entran a dos retailers grandes.

Las primeras muestras de estos snacks se cocinaron en el horno de la casa de Baeza -vendió su participación del Naoki el año pasado-, y así iban probando el producto.

“Es un producto súper natural. Sin sal añadida, solo le agregamos aceite, ají, para armar variedades, y se seca al sol”, cuenta el chef. Juntos diseñaron el envase y llamaron “Amarea” a esta iniciativa. Instalaron su taller en Pudahuel y se lanzaron al mercado en junio del 2020, primero por página web, y luego en emporios, tiendas naturales y espacios de nicho.

Hoy ya están en 150 puntos de venta y en un mes entran a dos retailers grandes. Además, Baeza ofrece los productos en su nuevo restaurant, Emporio Japonés, que por ahora está en Vitacura pero que tendrá más sucursales.

Este es solo el inicio, adelantan los socios de Amarea: están craneando nuevos sabores de snacks, la incorporación de otra alga, un sazonador y una hamburguesa.

Nuevos productos

“Nos ganamos otro fondo, un Innova Región, y estamos empezando a hacer una hamburguesa con cochayuyo”, cuenta Ignacio Cueto. Armaron una alianza con el centro tecnológico de alimentación de la Universidad de Chile, Ceta, y con ellos están ejecutando el producto para lanzarlo el próximo año.

“La probamos. Y está exquisita. Estamos tratando de acercarnos a la contextura de la hamburguesa, pero no el sabor”, promete Cueto. Baeza complementa: “No queremos imitar la carne. No tiene sentido. Si optas por un producto como este, y le pones sabor a carne de vacuno, es absurdo. Esta es una hamburguesa, porque tiene esa forma, pero su sabor es de algas. Y es exquisita”.

-Van a competir con NotCo...

Cueto responde: “No nos paramos como competencia. Eso es algo que destaco de nuestra generación. Nos apoyamos, destacamos las buenas ideas de nuestros pares, y no nos presentamos como competencia. Al revés. Me encantaría que Matías Muchnick probara nuestra hamburguesa y que me cuente qué le pareció. No lo conozco, pero no dudo que me daría buenos consejos en lugar de aportillar.

-En Amarea hay algo del proyecto Tika, de NotCo, de Karün...
-Así es. Son nuestra inspiración. Para acercarnos a The NotCo nos falta tecnología. En lo que queremos diferenciarnos con el mercado en general, es con el trabajo con comunidades. Es importantísimo. Sobre todo porque las algas salen del agua: juntos con la comunidad tenemos que pensar y trabajar para conservar el valor y que la extracción no mate las algas. Debe ser un trabajo consciente.

En cuanto al rol de Ignacio Cueto Plaza, su hijo dice que “es un consejero súper involucrado. Muy cercano y participativo. Nos incentiva a mirar la parte social del negocio, y siempre está apurando, que aceleremos, que crezcamos, que escalemos”.

Hasta ahora la inversión, sumando fondos que han ganado y apoyo de familiares, suma cerca de $ 100 millones. Y, ya expandieron el negocio a EEUU (Costa Este y Oeste) y Asia. En América del Norte empezarán a vender a partir de esta semana en dos retailers (y probablemente en Amazaon a futuro).

Sobre la opción de trabajar en LATAM, y/o alguna sociedad familiar, Cueto responde: “Este es mi primer emprendimiento y me hacía más sentido armar algo de triple impacto que ganar plata. Este no es un negocio tan bueno todavía, pero ninguna empresa de triple impacto logra hacer un negociazo. Pero la idea es que sí lo sea. Que sea un negociazo de triple impacto”. Eso sí, mirando lo que sucede por estos días en el ecosistema innovador nacional, aclara: “No me interesa eso de ser unicornio. Nuestro foco como startup no es ese”.

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